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6 feb 2012

La columna de hierro

Taylor Caldwell fue una famosa escritora británica que pasó la mayor parte de su vida en los Estados Unidos, país al que llegó a admirar profundamente, y no digo esto último porque sea un especialista en su biografía -poco me importan las vidas de mis escritores favoritos-, sino porque en su obra pueden verse los sentimientos que la unían a su segunda patria.
La columna de hierro es su novela más valorada hoy en día, fue publicada en 1965 y dedicada al infortunado presidente John F. Kennedy. Se trata de una biografía novelada de Marco Tulio Cicerón, el gran abogado romano de los últimos tiempos de la Republica. He conocido a muchas personas que tienen esta obra entre sus libros favoritos, y también ocupa un lugar de honor en mi biblioteca, pero no  precisamente por su valor como obra literaria -en ese aspecto la calidad es poca-, su importancia radica en que se trata de una excelente critica al descomunal deseo del Estado por acapararlo todo, y aun sin ser tan directa como Rebelión en la granja, tiene páginas totalmente magistrales.
La novela inicia poco antes del nacimiento de Cicerón, un acaudalado niño romano que es educado, sin ser patricio, como tal, con preceptor particular y con un rígido adiestramiento para que perfeccionara  el griego y el latín, requisitos obligatorios en todo romano culto. Desde la niñez Cicerón conoce a dos personajes que serán cruciales en su vida, sobre todo en su carrera política: Lucio Sergio Catilina y Julio César. El primero lo adoptaría como enemigo a muerte y el segundo como su hermano mayor. Al llegar a ser un prominente abogado, Cicerón no duda en acosar a los poderosos y si salva la vida es porque la mano de su amigo César lo protege desde la oscuridad.
El Cicerón que Caldwell nos ofrece en sin duda mucho mejor que el original -aun siendo el original digno de admiración-: abogado de las víctimas del Estado, luchador incansable para que las instituciones no fueran absorbidas por el ejército y por alargar la vida de la desahuciada Republica. Tanto Cicerón como César sabían que el uno era un peligro para el otro y aunque tuvieron cada uno en su momento el poder para destruirse no lo hicieron. El uno no imaginaba su vida sin la Republica y el otro quería ser emperador; se obstaculizaban y se espiaban y sin embargo se querían bien, siempre tratándose entre ellos como “Julio” y “Marco”.  Esta amistad entre los dos titanes es, entre otras cosas, de lo que más bien logró Caldwell en la novela.
Pero sin duda lo mejor de la novela son las causas por las que tanto lucha Cicerón; sus discursos en contra del Estado megalómano y las leyes perversas son magistrales. En su amplia correspondencia con sus amigos, familiares y enemigos se esconde una filosofía que hace ver como un hombre de nuestro tiempo a aquél que vivió hace bastantes siglos.
Me llamó mucho la atención el desprecio que Cicerón muestra por los romanos de ocasión, hijos de aventureros que se acercaban a la poderosa Roma sólo por ser tal pero sin tener ningún vínculo con ella. Es evidente que allí se esconde una crítica de Caldwell a los norteamericanos hijos de emigrantes que en su tiempo desconocían hasta los nombres de los Padres Fundadores, porque ya en el prologo de la extensa novela nos avisa del parecido histórico entre la Republica romana y los Estados Unidos.
No es ésta una gran obra literaria, ya lo dije, su enorme extensión y el hecho de tener que apegarse fielmente a sucesos históricos provocaron que Caldwell cometiera errores, pero si la valoramos únicamente como obra filosófica su importancia es infinita.

13 comentarios:

  1. Después de leerte la conclusión es clara. Tengo que hacerme con esta obra. Me ha parecido sumamente interesante ver desde un punto de vista más tangible la vida de un personaje tan "novelado". Errores a un lado, estoy segura de que merece la pena, cuanto menos, por lo que me pueda aportar.
    Un beso y gracias por descubrirme un título nuevo.

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  2. Totalmente de acuerdo, ésta es una novela que quizás se disfrute poco -aunque para todos hay gustos-, pero lo que aporta es impagable. Ya se ha convertido en un clásico para liberales y minarquistas junto con otras obras como El manantial y Rebelión en la granja.

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  3. Gran entrada. Coincido con mientrasleo, yo tambien he de hacerme con ella. Un saludo.

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  4. No conocía esta novela, pero tiene todos los ingredientes para gustarme. Luego, el hecho de que haya algún error, debido a su extensión es secundario y no sería la primera a la que le ocurre.
    Un abrazo.

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  5. Creo que no les sería difícil encontrarla, porque si no estoy equivocado hay ediciones recientes. Yo tengo la primera edición en español, que hallé por casualidad, un libro ya gastado al que le profeso cierto cariño.

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  6. ¿Qué requisitos debe tener una obra para ser una "gran obra literaria"?

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  7. Hola, Laura, gracias por pasar por aquí. Comúnmente no reviso los comentarios de las entradas antiguas (porque entro poco al blog en la medida en que el tiempo me lo permite), pero ya que vi tu comentario te respondo y trataré de hacerlo de manera sencilla.
    Para ser considerada una gran obra literaria una novela debe tener fundamentalmente dos cosas: ser una buena historia y estar bien escrita. Sólo eso. Como ejemplos podemos citar a Harry Potter y a Crepúsculo. La primera es una buena historia y está bien escrita, mientras que la segunda es una pésima historia y está pésimamente mal escrita.
    Saludos

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    1. Luigi, disculpa que siga insistiendo en esta entrada ya antigua para ti.
      Mi afán es el de discernir.
      Estoy por terminar el libro que hace título a tu entrada y lo considero una buena historia, ¿qué esté bien escrita? ¿es eso lo que "le falta"?
      Sé que es una explicación amplia y de mucha experiencia para poder afirmar tu aseveración y a mí me faltan fundamentos para poder determinar una "gran obra literaria". Es por eso que me gustaría conocer tu parámetro que te llevo a escribir esta entrada.

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  8. A finales del año pasado 2014, terminé de leer este libro. Me parece escrito de una manera magistral. He dejado de ser religioso y me considero mas espiritual, pero la forma de escribir este libro, relacionado con las creencias religiosas y rematadas con la Anunciación de la Llegada del Dios de los Católicos me parece de "mente y pluma brillante". Lo recordaré por Siempre.

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  9. Fascinante novela, sin duda es uno de los mejores libros que he leido. Todo buen lector qe busca recrear su mente y hechar un vistazo al pasado a la Roma antigua, es imprescindible que lo lean

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  10. Antes de darle cuerpo y forma a esta pieza de la narrativa histórica, Taylor Caldwell realizó junto a su marido un respetable y arduo trabajo de campo o de documentación, que comenzó en 1947. Y por si fuera poco ha traducido todas las obras y correspondencia de Cicerón, conservadas en el Archivo Vaticano (tarea titánica).

    Empleó después un total de siete años en la redacción del libro, que iba acompañada de un arduo trabajo de investigación para recrear con detalle la vida y costumbres de la época.

    Así que, concluiré diciendo que esta obra a mi apreciación es el fruto de la dedicación y la vocación de escribir novelas biográficas.

    Suerte¡¡¡ me ha gustado el blog, saludos....

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  11. Es una reverenda mierda muy entretenida, conservadoras más no
    poder. Burdamente sesgada. Los esclavos son felices. Está mucho muy lejos de La rebelión en la granja que maneja amplísimos conceptos ideológicos de las distintas corrientes que entran en juego. La señora escritora se empeña en hacernos creer que USA es igual de grande a lo que fue Roma y por otro lado muestra de manera visceral lo que los supremacía gas blancos imaginan que son.

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  12. Hermosa novela de principio a fin. Captura al lector desde la primera página y lo transporta a la Roma antigua, sucia, desordenada y colosal. Su descripción de personajes como Sila, Catilina, César y Pompeyo es inigualable, así como el devenir de la amistad entre César y Cicerón hasta la muerte del primero en brazos del segundo.

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