
Fue publicado por primera vez en 1894, y en él se narra la historia de Andrei Vasilich Kovrin, un joven intelectual enfermizo con lo nervios a punto de estallar a quien le recomiendan pasar la primavera en el campo. Y justo entonces le llega una invitación de Yegor Semionovich, un viejo que lo aprecia mucho, y de su hija Tanya, una joven que está enamora de él, para que pase una temporada con ellos en su mansión campestre.
Los anfitriones se desviven para hacer saber a Kovrin cuánto lo aprecian, cuánto admiran su intelecto y cuánto les preocupa su salud. Son una buena familia y le quieren bastante cada uno a su manera. Tanya no pierde las esperanzas de que Kovrin, a quien cree una especie de genio iluminado y por quien no le cabe la admiración en la cabeza, se decida por ella. Y finalmente ocurre, Kovrin, sin saber exactamente qué siente por ella, se casa con Tanya.
Pero justo entonces llega alguien más a su vida, alguien a quien sólo él puede ver. Se trata de un monje vestido de negro que también cree que Kovrin es un iluminado. Kovrin, por su parte, pronto llega a querer más al monje que a su esposa y mucho más que a su suegro. Cuando Tanya descubre una amena conversación en la que sólo puede ver a uno de los interlocutores, se da cuenta de que su marido está enfermo. Ella y su padre se esmeran en darle todos los cuidados y atenciones que hacen falta para lograr que el monje se marche.
Y cuando por fin consiguen ahuyentar al monje de las noches de Kovrin, éste no se los agradece, por el contrario, surge en él un profundo odio hacía ellos y decide vengarse porque cree que le han arrebatado un guía que habría llevado su intelecto a la cúspide adonde pocos han logrado llegar.
El mejor modo de vengarse que Kovrin descubre es dando desprecio constante a aquéllos que por el contrario requieren de su afecto para vivir. Poco a poco trasforma la vida de su mujer y de su suegro en un infierno haciéndoles los comentarios más hirientes que puede. El viejo aún fuerte pronto ve deteriorada su salud y la joven y bella Tanya se transforma en una mujer flacucha y demacrada, todo gracias al desprecio que Kovrin les regala cada día.
Por fin, después arrebatarles su amor propio, Kovrin se aleja de ellos dejando a un viejo a las puertas de la muerte y a una mujer todavía joven pero físicamente acabada. Tiempo después, Kovrin padece una terrible enfermedad que, no se indica, pero al parecer es tuberculosis -la misma que llevó a la tumba a Chéjov-, y cuando interrumpe la lectura de una terrible carta en la que Tanya le informa de la muerte de su padre y de cuanto lo odia, unos chorros de sangre salen de su garganta al tiempo que reaparece frente a él su viejo amigo, el monje negro.
Los personajes DD:
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