Antier que
husmeaba en una librería de viejo -donde por cierto encontré algunos buenos
títulos-, me puse a pensar en la gran cantidad de libros que están por allí
olvidados, casi como si no hubieran existido. Libros de una sola edición, que
quizás tuvieron éxito en la medida en que fueron promocionados, y que al poco
tiempo pasaron a ser cosas del pasado, cubiertas por el olvido.
Es cierto
que los editores, a veces, rescatan libros del pasado, los revisan y reeditan,
pero para que eso ocurra el autor tuvo que haber tenido un considerable éxito,
que en la actualidad alguna calle lleve su nombre, cuando no una escuela.
Porque los
otros, los que no alcanzaron demasiada popularidad, difícilmente pueden ser reeditados
si ya llevan algunas décadas muertos. Estamos en una época en que los lectores
de hoy leen a los escritores de hoy. Eso es bueno, porque éstos están vivos y
comen, los del pasado por lo menos ya no tienen gastos que afrontar.
Aun así,
algunos produjeron obras que merecen ser reeditadas, que valen la pena y están
en el olvido. Los hijos o los nietos poco se esmeran en revivirlos porque es
una tarea estéril, aunque los libros tardan mucho en pasar de moda, las
editoriales casi siempre quieren hacer presentaciones con el autor…, entre
otras cosas.
Las
plataformas para vender libros eléctricos, y los lectores para estos libros,
han dado grandes posibilidades a los hijos y a los nietos de autores en el
olvido para reeditar sus obras. Eso es algo muy bueno. Se entiende que los
editores, con la obligación de un tiraje mínimo de 1.000 ejemplares, más gastos
de promoción y distribución, no sean muy propensos a revivir libros, pero ahora
ya no hacen falta, ahora sólo se requiere un poco de voluntad por parte de los
herederos del autor para digitalizar los libros y subirlos a Amazon.
A mí
particularmente, que leo pocas novedades, me alegra mucho que esto ocurra.
Es probable que ninguno de esos libros llegue a superventas, pero es bueno que
estén localizables, por si alguien quiere hacerse con ellos. Hay muchas cosas
del pasado que no es bueno traerlas al presente, pero con los libros es todo lo
contrario, es bueno que los tengamos de vuelta.
Totalmente de acuerdo contigo, no le quito ni una coma. Un beso.
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