Apenas acabo
de darme cuenta que alguien se tomó la molestia de dejar un comentario en mi
reseña de La conjura de los necios. Lamentablemente fue para insultarme por lo
que dije del libro. No sé por qué hay tantas personas que disfrutan agrediendo
gracias al anonimato que brinda la red. El español es un idioma demasiado rico
en palabras y las hay suficientes para resolver problemas sin recurrir a las más
indeseables.
El
comentario ya lo borré, aunque estuvo allí más de una semana porque no
me había dado cuenta de su existencia.
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